Foto: www.lamaestranza.es
Hemos presenciado una gran tarde de toros. Lección magistral de Julián López “El Juli” en una faena de esas que deben ver todos los jóvenes que quieren ser algo en esto.
Pulcra y templada en los primeros compases en los que el toro repitía. Una vez que este se paró le ofreció los muslos, aguantó parones hasta “montarse encima” demostrando que hoy por hoy es un figurón del toreo. Raza y pundonor que terminaron sometiendo y acobardando a su oponente, quedando éste muy dificultoso a la hora de entrar a matar. Lástima que no entrara la espada, hubiera abierto la Puerta del Príncipe sumando la oreja del 1º.
Alejandro Talavante cuajó una gran faena al 3º de la tarde, un ejemplar noble y repetidor con el que dejó excelentes pases por ambos pitones. Al natural brilló el toreo del extremeño de forma especial, despacio, arrastrando la muleta, llevándolo con las muñecas hasta atrás, donde sólo alcanzan los elegidos. Talavante ha resucitado de sus propias cenizas formando un alboroto tremendo.
Mal hoy la música. Si en Sevilla se guarda el privilegio de que la música se toque cuando pasan cosas excepcionales no puede arrancar el pasodoble cuando por muy bien que se ejecuten las suertes caiga algún palo al suelo, como ocurrió a Alcalareño al banderillear al 5º de la tarde.
Los grandes toreros hay tardes en que no se hayan, y en que las cosas no salen como deben de salir. Pasó y seguirá pasando, como hoy ocurrió con “El Cid”. Tuvo la “suerte” de encontrarse con un gran toro: Terciopelo. Un animal bravo, pronto y repetidor con el que Manuel Jesús “El Cid” no llegó a entenderse.
Tras el aldabonazo de Talavante en el 3º, pudo estar mejor en el 6º, un manso rebrincado con el que debió apostar para conseguir un premio mayor. De nuevo apareció el Talavante abúlico, destemplado y poco resolutivo de sus peores momentos.
Pulcra y templada en los primeros compases en los que el toro repitía. Una vez que este se paró le ofreció los muslos, aguantó parones hasta “montarse encima” demostrando que hoy por hoy es un figurón del toreo. Raza y pundonor que terminaron sometiendo y acobardando a su oponente, quedando éste muy dificultoso a la hora de entrar a matar. Lástima que no entrara la espada, hubiera abierto la Puerta del Príncipe sumando la oreja del 1º.
Alejandro Talavante cuajó una gran faena al 3º de la tarde, un ejemplar noble y repetidor con el que dejó excelentes pases por ambos pitones. Al natural brilló el toreo del extremeño de forma especial, despacio, arrastrando la muleta, llevándolo con las muñecas hasta atrás, donde sólo alcanzan los elegidos. Talavante ha resucitado de sus propias cenizas formando un alboroto tremendo.
Mal hoy la música. Si en Sevilla se guarda el privilegio de que la música se toque cuando pasan cosas excepcionales no puede arrancar el pasodoble cuando por muy bien que se ejecuten las suertes caiga algún palo al suelo, como ocurrió a Alcalareño al banderillear al 5º de la tarde.
Los grandes toreros hay tardes en que no se hayan, y en que las cosas no salen como deben de salir. Pasó y seguirá pasando, como hoy ocurrió con “El Cid”. Tuvo la “suerte” de encontrarse con un gran toro: Terciopelo. Un animal bravo, pronto y repetidor con el que Manuel Jesús “El Cid” no llegó a entenderse.
Tras el aldabonazo de Talavante en el 3º, pudo estar mejor en el 6º, un manso rebrincado con el que debió apostar para conseguir un premio mayor. De nuevo apareció el Talavante abúlico, destemplado y poco resolutivo de sus peores momentos.
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