domingo, 19 de abril de 2009

Diego Ventura suma dos orejas en la primera de rejones

La faena del Hermoso de Mendoza al 2º fue lo mejor de una tarde en la que finalmente Diego Ventura resultó triunfador.

El jinete navarro bordó el toreo a caballo ante un ejemplar poco colaborador con el que estuvo soberbio de principio a fin, lástima que fallara con el rejón de muerte y necesitara dos golpes de verduguillo. Quebró de salida con Caviar, y clavó en todo lo alto. Chenel, dejó constancia de que actualmente es la estrella de la cuadra. Esperó, templó a dos pistas y arriesgó por los adentros de forma magistral. Con Ícaro toreó en redondo con los pechos y con Pirata clavó 4 cortas, dos de ellas a dos manos. Una labor que levantó a los espectadores en los momentos más álgidos. Si lo mata le hubiera cortado las orejas.

Aunque el triunfador numérico fue el joven Diego Ventura, que exhibió una doma espectacular que caldearon los tendidos. Dobles piruetas con Manzanares, bocados de Morante, carrusel de banderillas cortas con Califa y soberbias banderillas con Nazarí dejándoselo llegar al estribo a dos pistas. Brillantes momentos que le valieron sumar una oreja de cada toro.

No quisiera olvidarme del presidente, al que felicito por su actuación imponiendo un criterio ejemplar acorde con la categoría de la plaza, no como estábamos acostumbrados en otras de rejones.

De lo peor, podríamos empezar comentando el mal juego ofrecido por los astados de Bohórquez, muy parados y muy poco aptos para el lucimiento.

Fermín Bohórquez sorteó el mejor toro de la tarde, un ejemplar noble y repetidor, con el que estuvo muy sobrio y sin acabar de conectar con los tendidos, y sin alcanzar el nivel de sus compañeros de terna.

De la actuación de Ventura he de reconocer que no me gusta ese gesto del cabello Morante tirándole bocados al morrillo del toro en medio de la carcajada general del público. Tanto me maravilló la doma de Nazarí, un precioso lusitano castaño, con una admirable velocidad en los cuartos traseros, con el que cometió dos errores que no se pueden pasar por alto, como es quedarse sin toro en una banderilla y clavar en los bajos en otra (imagino que el presidente tomaría nota), argumento sustancial para que no mereciera la segunda oreja.

Tanto se evolucionado en el rejoneo actual, tanto se ha reducido las distancias y arriesgado en los terrenos que lo acontecido en el 5º no nos debería extrañar. Pero resulta tan desagradable ver a un caballo con una cornada que echaron por tierra los esfuerzos por agradar de Hermoso de Mendoza. Confiemos en que Silveti vuelva pronto a la cara del toro.

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