Foto: www.lamaestranza.es
Mañana espléndida en la Real Maestranza, lució el sol y los tendidos repletos de público para disfrutar de la tradicional cita matinal. El público se divirtió con los caballeros rejoneadores, se cortaron hasta un total de 5 orejas, aunque de distinto peso.
Triunfo incontestable del joven jinete Leonardo Hernández, que cuajó de principio a fin a su toro, el único colaborador del encierro. Realizando cosas de gran pureza, dando los pechos, clavando en el estribo y alcanzando momentos álgidos a dos pistas, y con algún recorte espectacular pegado a las tablas. Clavó el rejón de muerto en todo lo alto y cortó dos merecidas orejas.
Rayó a gran altura el caballero portugués Rui Fernandes. Y sería injusto obviar la actuación de Diego Ventura que cortó una oreja demostrando que es una de las principales figuras del rejoneo.
Lo peor de la mañana, el juego de los toros, muy parados, rajados y descastados.
Pero hay que lamentar la actitud mostrada por Diego Ventura, al que la presidencia denegó la segunda oreja, muy acertadamente, y se negó a pasear la que se le había concedido. Una soberbia actitud que nada favorece a este jinete hispano-luso y que para nada es propia de alguien que quiere erigirse como primera figura del rejoneo actual.
Su rejón cayó extremadamente bajo y de atravesado de manera visible. También clavó de manera desigual, por lo que sobraban argumentos al presidente para tomar la decisión que tanto desagradó al rejoneador.
Triunfo incontestable del joven jinete Leonardo Hernández, que cuajó de principio a fin a su toro, el único colaborador del encierro. Realizando cosas de gran pureza, dando los pechos, clavando en el estribo y alcanzando momentos álgidos a dos pistas, y con algún recorte espectacular pegado a las tablas. Clavó el rejón de muerto en todo lo alto y cortó dos merecidas orejas.
Rayó a gran altura el caballero portugués Rui Fernandes. Y sería injusto obviar la actuación de Diego Ventura que cortó una oreja demostrando que es una de las principales figuras del rejoneo.
Lo peor de la mañana, el juego de los toros, muy parados, rajados y descastados.
Pero hay que lamentar la actitud mostrada por Diego Ventura, al que la presidencia denegó la segunda oreja, muy acertadamente, y se negó a pasear la que se le había concedido. Una soberbia actitud que nada favorece a este jinete hispano-luso y que para nada es propia de alguien que quiere erigirse como primera figura del rejoneo actual.
Su rejón cayó extremadamente bajo y de atravesado de manera visible. También clavó de manera desigual, por lo que sobraban argumentos al presidente para tomar la decisión que tanto desagradó al rejoneador.
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