miércoles, 26 de agosto de 2009

El Fandi arrasa en Santa Olalla


El diestro granadino cortó cuatro orejas y un rabo alcanzando un triunfo clamoroso en la corrida celebrada con motivo de la Feria de Agosto en la localidad onubense de Santa Olalla del Cala.

Con más de tres cuartos de plaza se lidió una corrida de Juan Albarrán bien presentada, acorde con la categoría de la plaza. El encierro resultó muy justo de raza, aunque manejable para los toreros.

Juan Serrano “Finito de Córdoba” firmó los mejores muletazos de la tarde, dejó algunos lances a la verónica de bella ejecución y una media con mucho sabor. Se excedió en el castigo en varas en los dos toros de su lote y ello hizo que duraran muy poco en la muleta, aun así sus faenas estuvieron plagadas de destellos de toreo caro. No tuvo suerte con la espada y se eternizó con el descabello en el 4º, privándole de cortar algún trofeo.

David Fandila “El Fandi” triunfó de manera clamorosa ante un cinqueño lidiado en segundo lugar. Clavó arriba y de manera espectacular en banderillas. Exprimió al máximo las embestidas con la muleta y tras volcarse en el morrillo con mucha verdad cobró un estoconazo digno de premio. A él fuero a parar las dos orejas y el rabo.

Al quinto lo recibió en el tercio con una larga cambiada de rodillas, realizó un quite por delantales de bella ejecución pero fue con los rehiletes donde llegó el alboroto. Hasta cuatro pares, dos en uno violín incluido, parando el toro corriendo de espalda en dos ocasiones llevando el éxtasis a los tendidos.

Con la muleta forjó una labor muy templada, dejándosela siembre en la cara para que el toro no se rajase. Circulares invertidos, molinetes de rodillas y hasta algún desplante rodilla en tierra que le hubieran servido para repetir el premio del rabo. Esta vez la espada no entró a la 1ª, pero no porque el granadino no entrara con fuerza. ¡Qué manera de tirarse a matar! Cobró la estocada a la tercera y suyas fueron las dos orejas del burel, convirtiéndose en el claro triunfador de la tarde.

José Doblado evidenció su falta de rodaje. Sorteó el mejor astado del encierro y anduvo desconfiado y sin cogerle el aire a las nobles embestidas del toro. Si hubiera acertado con los aceros a la primera hubiera obtenido un premio mayor, que finalmente se quedó en oreja y oreja.

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