martes, 4 de septiembre de 2007

Sólo la entrega de César Girón salva la tarde

Sevilla, 15 Agosto 2007

Festividad de la Virgen de los Reyes
Ficha: tarde veraniega con algunas rachas de viento. Un tercio de plaza. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Pepín Tristán, director de la Banda de Música del Maestro Tejera recientemente fallecido.

Ganadería: toros del Excmo. Sr. Conde de la Maza, bien presentados y de juego desigual. Faltos de fuerza en líneas generales. Complicados y faltos de casta, el 4º manso de solemnidad. Imposibles 5º y 6º.
  • José Mª Bejarano (de tabaco y oro): tres pinchazos, casi entera contraria y atravesada y dos descabellos, (dos avisos), PITOS. Pinchazo, media en el costillar y descabello, SILENCIO.
  • César Girón (de azul pavo real y oro): estocada caída y descabello, (aviso), SALUDOS. Pinchazo (sin soltar) y estocada, VUELTA AL RUEDO.
  • Antonio José Blanco (de blanco y plata): estocada, SALUDOS. Media estocada, SALUDOS.

Los tres diestros llevaban marcado su rostro por la dificultad y dureza de esta complicada profesión. Los tres acudían al coso del Baratillo en busca de esa oportunidad, aun a sabiendas de que se estrellarían con una típica corrida del Conde de la Maza: mansa, difícil y complicada.Una docena de tardes toreadas en la pasada temporada sumaban los diestros que se presentaban ayer en la Maestranza.
Nueve de ellas aportaba el joven César Girón. Con tal bagaje y ante toros con semejante comportamiento, poco más se puede hacer.Poca expectación había despertado la tradicional corrida del 15 de agosto, tal es así que si quitamos la presencia del público extranjero no llegarían al millar de aficionados los que allí se dieron cita.
José Mª Bejarano se presentaba en Sevilla después de siete años de alternativa y muy pocas corridas en su haber. Con un lote imposible, estuvo digno con su primero, un toro complicado de medias arrancadas sin humillar y con el que pasó serios apuros a la hora de matar, teniendo que escuchar dos avisos. El puntillero lo levantó repetidas veces complicando aun más si cabe la tarea. Con el cuarto, un manso de solemnidad que huyo de la pelea, se limitó a machetearlo en la puerta de toriles.
César Girón presentó sus credenciales en el primero de la tarde, realizando un templado y limpio quite por chicuelinas. Anduvo toda la tarde muy dispuesto y consciente de lo que se jugaba. Saludó de manera vistosa a la verónica al primero de su lote, ganando terreno y abriendo el compás para rematar con una ajustada media. Cuajó los mejores muletazos de la tarde aunque de manera intermitente, si los hubiera ligado quizás la faena hubiera alcanzado mayores cotas.
El quinto apretó de lo lindo de salida, se arrancó con brío al caballo y nos hizo concebir alguna esperanza pero ya con la franela embistió rebrincado, protestando y defendiéndose. Consciente Girón de las imposibilidades de lucimiento no dudó en pegarse un arrimón de órdago y sacar a relucir esos genes de quien, con el mismo nombre, hace poco más de 50 años cortó dos rabos en una Feria de Abril. Le tragó, le aguantó parones y se pasó los pitones muy cerquita. Si le mete la espada a la primera le corta la oreja. Merece otra oportunidad este joven de dinastía torera.
Antonio José Blanco venía de tomar la alternativa el pasado octubre y con sólo una corrida toreada. El primero de su lote sacó algo de casta en la muleta, pero le tropezó repetidas veces los engaños. Lo mató de una buena estocada. Con el último, un auténtico regalito, poco pudo hacer.

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